una sencilla ordenanza
Nadie es pobre por propia voluntad
ni por una maldición del destino.
Así que sin remisión alguna eliminad
a aquellos que por sadismo o estupidez
niegan el pan y el techo a sus semejantes.
Tales trileros, mangantes y filibusteros
no deben tener cabida en este mundo.
R. de M. (02/04/2019)
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