II. el destino manifiesto
El culto a la zafiedad
y el carácter temerario
les hizo alucinar (sin whisky)
con la misión sagrada
de salvar al mundo de la razón
a base de idioteces y bombazos
y de paso esquilmar sus riquezas.
Y en ello siguen obcecados
como obsesos de un frenopático.
R. de M. (08/04/2020)
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